martes, 6 de diciembre de 2016

Dos películas de guerra recientes


El bélico es uno de mis géneros cinematográficos preferidos. De niño y adolescente me tragaba casi cualquier largometraje del ramo que pasaran por TVE. La mayoría no soportaría un segundo visionado ahora, pero quedan en el recuerdo aquellas sesiones, normalmente sabatinas. El espíritu crítico y el interés por el cine antimilitarista vino después, con cintas como Apocalypse now o Senderos de gloria, por citar dos ejemplos de cajón.

Viene esto a cuento de que en la última semana he visto un par de películas nuevas. A una la podría clasificar de bélica clásica y a la otra de drama humano en medio de la guerra. Me explicaré.

1) Mayo de 1940. Es el título que se ha dado en España a En mai, fais ce qu'il te plaît ("En Mayo, haz lo que quieras"), una película del francés Christian Carion. Un director del que hasta la fecha sólo conocía Feliz Navidad, aquella cinta de 2005 que nos relataba la tregua espontánea que tuvo lugar en diversos sectores del frente occidental durante la Nochebuena de 1914.

La nueva película de Carion es, en cierto modo, una continuación de aquélla, sólo que transcurre en la II Guerra Mundial. En concreto, durante la invasión alemana de Francia en mayo de 1940. Se calcula que entre 8 y 10 millones de personas se echaron a los caminos huyendo del avance enemigo aquel mes y el siguiente, y una cantidad indeterminada (se habla de más de 100.000) murió bajo los ataques de la Luftwaffe. En medio de este drama colectivo, se entrecruzan las historias de un opositor alemán refugiado en Francia y su hijo, la de los habitantes del pueblo donde ha vivido ocultando su pasado y las de otros personajes menores.

La he visto sin aburrirme. Pero he de confesar que me interesó más por el hecho histórico en sí que por el guión, la dirección o las actuaciones. A su favor: cuenta las cosas con sencillez, volcándose en el aspecto humano e intentando no caer en maniqueísmos (aunque el tipo de la Compañía de Propaganda del Ejército alemán parece sacado del baúl de los clichés nazis).

Si tienes la oportunidad, vela en VOSE para escuchar a cada personaje hablando en su idioma natal (y al emigrado alemán en tres). Otra virtud es que el director no abusa de los efectos especiales, punto fuerte en esta clase de películas. Y mejor que haya sido así. Porque en las pocas escenas en que son evidentes (los ataques aéreos a las carreteras atestadas, los Panzer adelantando a la columna de refugiados), el resultado se me antoja pobre. Quiero decir que se nota mucho lo digital. Cosa que me molesta -puntilloso y analógico de mí- a menos que se haga con dinero. En cambio, vestuario, armas y demás ambientación creo que están logradas.



2) 1944. Producción estonia dirigida por Elmo Nüganen (sí, lo consulté en FilmAffinity). También de la Segunda Guerra Mundial, pero con mayor protagonismo de la acción. Y un tema del que tampoco recuerdo haber visto algo anteriormente. Aunque sí leído, por lo que aprovecharé para situarla en su contexto histórico.

Primero, busquemos a Estonia en el mapa. Fácil: es una de las tres repúblicas bálticas, hace frontera por tierra con Rusia y por mar con Finlandia. Ahora la época, lo que requiere una breve explicación. Como Letonia y Lituania, Estonia fue parte del imperio zarista. En 1918 se convirtió en estado independiente, hasta que Stalin lo anexionó a la Unión Soviética en 1940. Un año más tarde, los alemanes invadieron la URSS. ¿Qué hicieron los estonios? Aquellos que eran comunistas, ya servían en el Ejército Rojo o sobrevivían en el destierro siberiano, lucharon con las tropas rusas. Los que nunca habían renunciado a la independencia, vieron en los alemanes un aliado para sacudirse el yugo stalinista y se apuntaron -o los apuntaron- al bando de Hitler.

Al principio, la cosa les fue bien a los estonios "blancos". Pero en 1944 la marea se había vuelto en su contra. En julio (momento en que arranca la película) ya defendían el territorio patrio sin posibilidades de éxito. Entre los defensores se contaba la 20ª División de las Waffen SS, una de esas unidades de extranjeros que combatieron en el seno del Ejército alemán, sobre todo en el frente oriental.

Así pues, tenemos a estos estonios repeliendo a los rusos y a sus compatriotas comunistas. Luego, la atención se traslada a estos últimos durante su avance victorioso. En ambos bandos hay un personaje que simboliza las contradicciones de aquella lucha fraticida.

¿Qué tiene de bueno 1944? Para empezar, el tema, poco o nada conocido fuera de los países directamente implicados, y sujeto a controversia. Si no entendí mal (o leí mal, porque la vi en VOSE) Nüganen pinta a los estonios como un pueblo al que la guerra no le dio opción de elegir bando. Esto, claro, nos conduce al asunto espinoso de las responsabilidades individuales y colectivas en las guerras y en horrores del calibre del nazismo alemán y el comunismo soviético. ¿El anticomunismo justificaba aliarse con Hitler? ¿El antifascismo, unirse a Stalin?

Desde el punto de vista formal, la cinta cumple los requisitos del género. Las escenas de combate están bien resueltas, los efectos técnicos son correctos, y atrezo y escenografía más que suficientes. No se puede pedir más a una producción europea. Por supuesto, hay la consabida historia de amor, las dudas que atormentan a los protagonistas, las frases antibelicistas de rigor... Y un deseo de sanar las heridas del pasado sin molestar a nadie (mmm... ¿quién dijo España?).

Ah, por cierto. Los hombres de la estnische Nr. 1 (en la nomenclatura militar alemana) pelearon hasta el final de la guerra. Las mayoría de los que cayeron en manos del Ejército Rojo murieron fusilados. Y Estonia (junto a Lituania y Letonia) se reintegró a la URSS hasta la caída del imperio soviético en 1991.


No hay comentarios:

Publicar un comentario